martes, 15 de mayo de 2012
Hablemos de lo que ves en el espejo al despertar...
Cuando atravesé la crisis existencial posterior a mi ruptura con Andrés mi autoestima quedó dañada en muchas formas y de todas los ángulos posibles.
En primer lugar, creía que me faltaba mucho para estar a la altura de Andrés a quien consideraba (nótece el pasado en el verbo) muy superior a mi. Pensé que por eso yo no había logrado que me amara como yo lo amé. Empecé a tratar de perfeccionarme tanto mental y físicamente tratando con mi némesis de toda la vida: mi aspecto físico.
Las comparaciones de la mujer a quien Andrés decía perfecta eran mi pan diario y con el paso del tiempo, al ver que nada de lo que yo hacía lograba atraerlo comencé a auto destruírme.
Me sentí despreciada y humillada por el hombre que amaba ya que sentí que había jugado conmigo, y así lo hizo, pero mi mente atrofiada por el daño físico que me producía distorsionaba mi percepción de la realidad haciéndola exageradamente imposible de soportar.
Después de mi tercer intento de suicidio Dios me envió un ángel que me ayudó en esos días oscuros.
Sucedió que un día al caminar cerca de mi casa, me desmayé. Recuerdo ver el sol y las nubes de esa tarde de agosto antes de despertar en los brazos de una anciana en una humilde casita y con un trapo húmedo en mi cabeza.
Obviamente aquella anciana me había ayudado. Y cuando se acercó e intentó limpiar y curar la sangre de las heridas de mis manos y cabeza me dijo:
-Eso que te estas haciendo es muy peligroso. Es tu vida y tu decides como darle fin, pero se un poco menos egoista y piensa en tus padres si los tienes, en lo que han gastado su vida, tiempo y recursos para que puedas tener la edad que tienes.
Nos quedamos en silencio hasta que el ardor de mis manos disminuyó y hasta cuando toda la sangre de mi cabeza estuvo limpia. Me dio agua y agradeciéndole su amabilidad seguí con mi camino. Sus palabras tocaron partes de mi cerebro y pese a el atrofia miento pude discernir las cosas y pensar en lo que hacía.
Pasó mas de dos meses hasta que me decidiera a llevarle algo a aquella mujer en agradecimiento por su amabilidad. Cuando llegué ella me recibió muy contenta y hablamos por mucho tiempo de todo lo que estaba pasando por mi vida. Me abrí completamente y ella tuvo la paciencia y amor de escuchar mis quejas de como todo era injusto.
Mi ángel me aconsejó muchas cosas y por primera vez pude darme cuenta de que Andrés me destruyó solo porque yo se lo permití.
Dana tuvo el don de hacerme entender que debía trabajar primero en mi interior, en mi autoestima para poder tener una relación saludable con alguien y que alguien me ame.
Andrés me hizo daño porque él también tiene problemas de autoestima así que en parte, no es totalmente su culpa.
Comencé a trabajar en un tipo de terapia en solitario aceptándome por quien soy.
Que si soy rellenita, soñadora, risueña, positiva, idealista, inocente, creativa y poco receptiva, despistada, pues así soy yo. Y solo yo puedo decidir qué debo cambiar en mi forma de ser. Esas cualidades, incluso las que me hacen avergonzar, son parte de mi y necesito quererme por quien soy.
El problema es que pocas veces nos aceptamos. Siempre hay algo que queremos ser, algo que alguien más tiene, algo que nunca podemos ser y nos amargamos los días por que aunque queremos, no podemos ser.
No me mal interpretes, soy de las personas que creen en la superación de todos los días, de las que piensan que siempre hay algo en qué mejorar. Solo digo, que esas cualidades únicas que tenemos, son parte de nosotros y aunque debemos siempre preocuparnos por mejorar, debemos amarnos incluso con nuestras debilidades porque somos humanos y siempre vamos a fallar.
Nadie es perfecto.
El problema con esas personas que buscan a un ser perfecto y siempre ven los defectos en otros es que son personas que no están seguras de quien son y se ocupan de buscar defectos en los demás.
No hay seres perfectos. Los humanos tenemos cada célula repleta de defectos.
El truco está en amarnos a nosotros mismos como somos y que lo que nos inspire a la superación sea el amor propio a nosotros.
Solo así estaremos listos para saber reconocer los errores propios y de otros, aceptarlos y amarlos con todas esas cualidades únicas que cada uno tiene, que nos hace especiales y únicos.
Te animo a tí a que empieces a aceptar cada parte de ti, tanto física como interna. Ámate y aceptate, solo entonces aprenderás a aceptar a otros con todo y defectos y poder ayudarles a seguir adelante siendo motivado por el amor y no por la crítica.
Porque al final del día, todo lo que cuenta es el amor que tienes y el amor que das.
Tu valor está determinado por el amor que llevas en tu corazón.
"Querido padre celestial, yo te agradezco por la hermosura física que me has dado. Pero Tu dices en tu palabra que esta belleza es pasajera, mientras que la que sí perdura y es agradable a Tí es la belleza del corazón.
Ayúdame a adornar mi corazón con tu Espíritu tierno y bondadoso.
Te lo pido en el nombre de Jesús, Amén"
Que nunca se aparten de ti el amor y la verdad. Llévalos siempre como adorno alrededor de tu cuello y escríbelos en tu corazón. Así contarás con el favor de Dios y buena fama entre la gente. Provervios 3:3-4
Bendiciones!!!
XOXO
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